Lo primero que debemos decir es que son dos tratamientos distintos, que responden a diagnósticos diferentes y que consiguen resultados propios. No se sustituyen, pero si pueden ser complementarios.
Las carillas fueron creadas como un tratamiento cosmético, que mejora pequeñas alteraciones de posición, color o forma de los dientes anteriores, colocando unas finas láminas de porcelana (disilicato de litio) que trabajan y se ven como el esmalte dental. Los materiales actuales requieren un desgaste mínimo de la superficie dental, que finalmente hace que sea un tratamiento irreversible, que se debe mantener a lo largo de la vida con la misma atención que lo haríamos con nuestros dientes naturales.
La Ortodoncia va más allá, pues es capaz de diagnosticar, prevenir, interceptar y tratar anomalías faciales, en consecuencia, el resultado de un tratamiento correctamente planificado será unos dientes alineados y una sonrisa bonita y funcional.
El afirmar que son tratamientos con objetivos distintos nos advierte que pueden ser complementarios. Luego de haber culminado un exitoso tratamiento de ortodoncia con una función impecable, si es necesario, los detalles estéticos pueden ser solucionados con carillas u otros tratamientos más conservadores como recontorneo, adhesión de resina o blanqueamiento dental. Finalmente siempre el tratamiento conservador será nuestro tratamiento de elección.
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